Ella, está en pie sobre la cama. El General, la mira ojeroso desde el fondo de la almohada. Una noche más está hermosa a la breve luz azul de esa luna del altiplano. Manuela habla y mira hacia la ventana extendiendo un brazo.

Esto será leyenda. O no será, señor. O será una locura a la que le condujo una decisión. La de esta mujer criolla. Quiteña. Ni siquiera dama. Apenas mujer con todo lo que eso es en estos tiempos de sumisión o rebeldía. De combate sin tregua por esta Patria que nos pertenece entera. ¿Me oye señor? ¡Entera!

Abajo, él, apenas tiene fuerzas para hacer que su amada termine el discurso y comience con los susurros.

Calla mujer. Calla y ven.

Ella inca las rodillas sobre él.

Porque así es mi amor por vos Simón. Amor de amante y amor de patriota. Amor de mujer en celo que se sacia sólo cuando esa espada inhiesta cumple su función.

Extiende el brazo y a través de la sábana agarra con fuerza la única parte “inhiesta” del General. Ella lo mira directamente con sus ojos negros. Profundos.

Manuela, por favor. Despacio.

Porque esas noches de angustia, en las que cabalgáis hacia el combate mientras el miedo a no volver a estar con vos me asfixia en la soledad de mi llanto, sólo se ven compensadas al saber que en la guerra vivís por Una América como yo la sueño. Como la soñaron nuestros ancestros.

Manuela no suelta su presa que tiene inmovilizado y sorprendido a Simón.

Y que en el combate, además de la libertad de los hijos que aún no tenemos os empuja mi devoción de hembra muerta de amor y de deseo…

Manuela con toda la decisión de sus palabras agita lenta, pero fuertemente a “la espada” de su amado.

Manuela,¿queréis sonrojarme? Dejad de discursear y …

Por la dicha, Simón. Por la felicidad de esta Patria inmensa mil veces mancillada por castellanos invasores y crueles, vos, mi señor, Simón amado, disfrutad de vuestra hembra como yo disfruto de vos.

Manuela Sainz aparta la sábana y no puede seguir hablando pues sus labios y su boca entera se ocupan de otros menesteres, cosa que a Simón Bolívar le hace cerrar los ojos y dejarse llevar por el placer soñando con el futuro de una Patria Grande y Libre.